Antecedentes
Los buques de carga tienen su origen desde los primeros momentos de la navegación marítima, cuando las civilizaciones antiguas comenzaron a intercambiar bienes por vía fluvial y marítima. Hace más de 5,000 años, los egipcios, fenicios y griegos ya utilizaban barcos para transportar mercancías como granos, telas, aceites, vino y metales entre puertos del Mediterráneo y el norte de África.
Durante la Edad Media, surgieron embarcaciones más grandes y robustas como las carracas y las naos, que facilitaban el comercio entre Europa, África y Asia. La expansión marítima europea en los siglos XV y XVI dio paso a buques como las carabelas y galeones, capaces de cruzar océanos con grandes volúmenes de carga.
La Revolución Industrial marcó un antes y un después en la historia del transporte marítimo. En el siglo XIX, el uso del vapor y luego del motor diésel permitió construir barcos mucho más grandes, rápidos y eficientes. Finalmente, en el siglo XX surgieron los buques portacontenedores, que revolucionaron el comercio mundial al permitir el transporte masivo y organizado de mercancías en contenedores estandarizados.

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